LUCES DORADAS del TUCUMAN

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domingo, agosto 01, 2021

Sars Cov 2- Información relevante para evitar consecuencias graves una vez producido el contagio

 Un amigo de este sitio nos envía esta información que puede ser muy útil. La compartimos con nuestros lectores

Sars Cov 2- Información relevante para evitar consecuencias graves una vez producido el contagio

Toda esta información ha sido obtenida de muchas entrevistas realizadas por la Dra  Maria Eugenia Barrientos. Ella es de El Salvador. Médico General con post grado en Farmacología, Bioquímica y Microbiología. Información  obtenida desde Youtube.

Concepto básico.

En primer lugar tenemos que entender que estamos ante una infección viral producida por un Coronavirus de la familia de los betacoronavirus. Es un virus ARN de cadena simple. El 30% de las gripes en el mundo son producidas por Coronavirus. El virus Sars Cov 2 al igual que otros Coronavirus se transmite con secreciones de personas  contagiadas. (Tos, estornudos, saliva).

Las células de las vías respiratorias tienen receptores que permiten al virus ingresar en ellas para poder replicarse. Producida la infección nuestro sistema inmunitario provoca una reacción defensiva con la finalidad de eliminar la presencia de los virus. Uno de los componentes de este sistema defensivo es la producción de una proteína llamada citoquina. En algunos casos se habla de una tormenta de citoquina cuya consecuencia es la generación de un proceso inflamatorio característico de cualquier gripe.

Inicialmente una Rinitis (inflamación de cavidad nasal) para luego continuar con una faringitis, traqueítis, bronquitis, etc.  La inflamación de la tráquea provoca la dificultad para respirar que obliga a los pacientes a recurrir a las urgencias.  Junto con la inflamación de las vías respiratorias se producen las infecciones bacterianas. Las bacterias son oportunistas y aprovechan esta situación para ingresar provocando en pocos días una neumonía.  Un cuadro inflamatorio con estas características sin tratamiento termina en una coagulación intravascular diseminada. Inflamación de los vasos capilares con pequeños trombos afectando los alveolos y provocando junto con la neumonía un cuadro extremadamente grave. Las autopsias realizadas a pacientes fallecidos arrojaron esta evidencia.

Se puede definir la enfermedad como autoinmune.

Podemos por tanto concluir que para evitar el agravamiento de este cuadro gripal tan grave es necesario reaccionar ante los primeros síntomas (malestar de cuerpo, fiebre, dolor de cabeza, pérdida del olfato, cansancio extremo) para evitar las consecuencias más graves.

Al tratarse de un cuadro inflamatorio debemos recurrir a los AINES (antiinflamatorio no esteroideos). Junto con un antigripal.

Dentro de los AINES el más conocido es el ibuprofeno. Una persona sana a los primeros síntomas debe de inmediato comenzar a tomar ibuprofeno de 400 mg 3 veces al día después del desayuno, almuerzo y comida. Y durante al menos 7 días y un máximo de 10 días. Junto con esto se debe tomar un antigripal. Los antigripales tiene paracetamol pero los más importante es que tengan antihistamínico (por ej Clorfenamina) y descongestionante (por ej Fenilefrina o Pseudoefedrina). El antigripal debe ser tomado junto con el ibuprofeno. El antigripal ayuda a controlar los efectos de este cuadro gripal y contribuye a disminuir la capacidad de transmisión a otros.

El ibuprofeno es antiinflamatorio, analgésico y antipirético. El paracetamol (analgésico y antipirético) no es antiinflamatorio por tanto no es adecuado su uso en esta situación. Este medicamento se metaboliza en el hígado.

En personas con enfermedades renales no deben ser utilizados los AINES pues se metabolizan en los riñones. En un caso así se debe recurrir a inhaladores o nebulizadores usando antiinflamatorios.  Es importante saber que en personas diabéticas controladas o hipertensas controladas solo utilizar ibuprofeno de 200mg  pero 4 veces al día y no  ibuprofeno de 400mg.  En ningún caso usar ibuprofeno de 600 mg u 800 mg.

Es evidente que toda esta información no obsta el hecho de consultar al médico de confianza una vez aparezcan los primeros síntomas.

Hay múltiples experiencias de personas contagiadas que con este manejo no han tenido ninguna consecuencia ni problema. Por el contrario todos se han recuperado EXITOSAMENTE.

Conclusión

Para una plena certeza de lo eficiente de esta información se puede escuchar a la Dra Maria Eugenia Barrientos cuya presencia en Youtube y Facebook es una luz para iluminar la increíble confusión que campea en relación a esta materia.

 

lunes, junio 14, 2021

Carlos Ibarguren, señorío y fidelidad a la Contra-Revolución y a la misión de las élites tradicionales


 

13/06/2021

Carlos Ibarguren en el ambiente de su casa

La Sagrada Imagen Peregrina Internacional de N.S. de Fátima en Hacienda de la Candelaria, Sañogasta (LR). Arreglo hecho por Carlos Ibarguren previo al rezo del Rosario (A.D. 2000)

«Grupos ocultos traman la subversión en la Iglesia». Campaña de difusión del nro. 4-5 de Tradición – Familia – Propiedad en calle Santa Fe – Inauguración de las tradicionales capas de la TFP – La gran talla de Carlos Ibarguren (1ro. del grupo, sobre la derecha) se destaca en la foto, conversando animadamente con cooperadores.

Agresión a la TFP de un grupo de agitadores universitarios en Rosario (Santa Fe). La TFP, con Carlos Ibarguren en primera fila, les hace frente

Nobleza y élites tradicionales análogas está de duelo. Nos ha dejado, el 30 de mayo, tras duros meses de enfermedad, con 83 años, Carlos Ibarguren, admirado y querido amigo de tradicional estirpe norteña, descendiente de fundadores y primeros pobladores de ciudades argentinas y –del lado materno- de militares oriundos de las épicas brumas de Prusia Oriental.  

Batallador de la Cruzada del Siglo XXI bajo el estandarte levantado por Plinio Corrêa de Oliveira en los cinco continentes, por el lema Tradición, Familia y Propiedad

Alma atraída por todo lo grande; observador perspicaz y discreto. Hombre de campo y de a caballo, y hombre de salón; hospitalario, generoso, distinguido. Miembro nato del “estado mayor” de la Contra-Revolución. De gran porte físico y espiritual.

Integraba y dirigía comisiones de altos estudios. Admirador y exponente de nuestras esencias nacionales. Hombre de élite. Aristócrata fiel a su misión en tiempos de igualitarismo y de ausentismo de las élites. Muy hispánico, admiraba la cultura de la Hija primogénita de la Iglesia donde nacieron las cruzadas, y tenía en su biblioteca toda la colección de “Historia“ con las originales contribuciones de historiadores miembros de la Académie Franςaise,  de figuras cercanas al Zarismo,  como el príncipe Yousoupoff  y relatos de la epopeya de Cadoudal, el Gedeón de la Chouannerie,   o de los terribles enigmas arqueológicos del pozo de Chichén-Itzá.  Riquezas de espíritu y cultura que amenizaban la conversación de uno de los “claros varones” de la Argentina tradicional.

María Ester Amadeo Padilla, su distinguida y abnegada mujer, acompañó y apoyó su vocación contrarrevolucionaria y con edificante dedicación estuvo a su lado hasta el último momento, ayudándolo en su voluntad de recibir la Comunión diaria y los Sacramentos de la Santa Iglesia, preparándose para una buena muerte y aspirando a la bienaventuranza eterna.

Carlos fue uno de los pilares de la gesta de la TFP argentina, entidad de la que fue co-fundador y miembro del Consejo Nacional. Orientó con otro colaborador la Comisión que documentó -en el voluminoso libro “Un ideal, un lema, una gesta”– sus acciones  en Argentina, muchas de ellas participando de históricas campañas internacionales, junto a las entidades autónomas y co-hermanas inspiradas en los ideales y la figura de Plinio Corrêa de Oliveira, justamente llamado Cruzado del siglo XX y Profeta del Reino de María por el riguroso Profesor romano Roberto de Mattei.

Estas fueron algunas de tales epopeyas contra la Revolución Igualitaria mundial, de las que su figura es indisociable:

Frei, el Kerensky chileno, de Fabio Vidigal Xavier da Silveira, que previó la caída de Chile en el comunismo preparada por la D.C. 3 ediciones de gran repercusión.

+ 2.040.368 firmas, 280.000 de argentinos, pidiéndole a S.S. Paulo VI medidas contra la infiltración comunista en el Clero.

+ Campaña pública, con las vistosas capas y estandartes, del n° 4-5 de Tradición-Familia-Propiedad denunciando al Idoc y los Grupos Proféticos semi clandestinos que tramaban la subversión en la Iglesia.

+ Edición de la revista mostrando la maniobra para disimular el poco glorioso retorno de Perón a la Argentina.

Edición y difusión de 6.000 ejs. del ensayo Revolución y Contra-Revolución del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, libro base de los contra-revolucionarios de todo el mundo. Con prólogo especial del autor sobre los puntos de contacto en­tre su obra y el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen de San Luis María Grignion de Montfort (ver en «search», en rcr-una-obra-clave.blogspot.com y en www.pliniocorreadeoliveira.info).

+ Publicación de El nacionalismo, una incógnita en constante evolu­ción (6.000 ejs.), escrito por una Comisión presidida por Cosme Beccar Varela e integrada por Carlos Ibarguren et al., abordando desde un punto de vista contra-revolucionario los aspectos controvertidos del desarrollo ideológico de dicha corriente.

+ Tres números especiales de TFP consagrados a «Ver, Juzgar y Actuar», denunciando el entreguismo del gobierno de facto hacia la izquierda y el peronismo, con caricaturas de Alejandro Ezcurra Naón, campaña ampliada luego en «Los Kerenskys argentinos». Difundidos 40.000 ejs. en campañas públicas en todo el país.

+ 1974 – En estado de resistencia a la Ostpolitik vaticana:  Ante la Ostpolitik vaticana, para las TFPs: ¿cesar la lucha o resistir? Histórico documento en que la TFP se declara en filial re­sistencia ante la política de distensión del Vaticano con los gobiernos comu­nistas.

+ Difusión del mensaje de Fátima en el Simple relato de lo que sucedió en Fátima cuando Nues­tra Señora apareció. 20.000 ejemplares divul­gados. Se prepara la multitudinaria recepción a la Imagen Peregrina de la Virgen de Fátima en Buenos Aires, Salta, Córdoba, Tucumán y Mendoza. Más tarde la Sda. Imagen visitará San Luis, invitada por Mons. Laise, y dos veces La Rioja donde el Obispo, Mons. Sigampa, bendecirá la ermita y la primera calle en el mundo en llevar su nombre, en Sañogasta.

+ Se publica La Iglesia del Silencio en Chile — Un tema de meditación para los católicos argentinos, de gran repercusión.

+ 1982 – Denuncia del socialismo autogestionario francés – Es publicado el Mensaje de las TFPs —escrito por Plinio Corrêa de Oliveira—  denunciando el socialismo autogestionario de Mitterrand. Ocupa 6 páginas de La Nación y resúmenes en numerosos diarios, y aún en Selecciones del Readers’ Digest, leída en todo el mundo.  Denunciada la maniobra internacional del «socialismo autogestionario», éste languidece en Francia, …como lo previó el autor

+ 1989 – La TFP difunde en todo el país número especial de «Tradición, Familia, Propiedad» con un resumen del libro de TFP-Covadonga España, anestesiada sin perci­birlo, amordazada sin quererlo, extraviada sin saberlo. La obra del PSOE.

+ En 1990, campaña de recolección de la TFP argentina y sus co-hermanas obtiene 5.218.520 firmas por la independencia de Lituania, entregadas al Presidente V. Landsbergis. Copia de los microfilms son entregadas por una delegación de TFPs en el propio Kremlin. El Guinness Book of Records consigna: la campaña tiene el record mundial de recolección de firmas.

+1993: publicación de la obra póstuma de Plinio Corrêa de Oliveira “Nobleza y élites tradicionales análogas – En las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana”, eximiamente ilustrado, de altos horizontes, con ediciones en varias lenguas y presentaciones de gran impacto en puntos clave del mundo. Obra de gran significado para él, Carlos Ibarguren promueve activamente su difusión.                                                             + + +

Después del 3 de octubre de 1995, fecha de la muerte del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira –que tenía por Carlos Ibarguren especial deferencia y paternal aprecio-, él continúa la lucha en unión con la Asoc. de Fundadores de la TFP, el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira y las demás entidades co-hermanas fieles al legado del ilustre pensador y hombre de acción brasileño, las cuales en sus países no cejan en la lucha y organizan conferencias y acometen lances contra-revolucionarios de gran envergadura y repercusión, inspirados en sus principios y tácticas. Resultando imposible reseñarlas a todas, mencionemos a continuación algunas.

Jornadas de Cultura Hispanoamericana por la Civilización Cristiana y la Familia (NOA)

Comienzan en 2004 con la “Caravana de la Reina”, celebrando el V Centenario de la muerte de Isabel la Católica con una serie de conferencias, presentación de monografías y ponencias iniciada en el Club “20 de Febrero” de Salta, continuada en Tucumán, Catamarca y La Rioja (Club Social), y final en el pueblo de Sañogasta, con representaciones y desfile de los Camperos de San Sebastián.

Las Jornadas se celebran anualmente en el Cabildo Histórico de Salta y en el Museo de la Ciudad Casa de Hernández. Son hasta ahora (temporariamente interrumpidas por razones de público conocimiento) 16 Jornadas en Salta -que en 2019 se extienden a Tucumán con la I Jornada por la Cristiandad, y conferencias adicionales en la UNSTA de San Miguel del Tucumán y en la Agrupación Gaucha Juan C. Dávalos de San Lorenzo, Salta, del Dr. Miguel Beccar Varela.

Participan calificados disertantes nacionales y del exterior. Mención especial merece la presencia de S.A.I.R. Dom Bertrand de Orléans y Braganza como conferencista en la III Jornada sobre “La Civilización Cristiana: ¿valor superado o clave para entender el futuro?», y en el Club 20 de Febrero sobre Misión de las élites tradicionales análogas (ambas en 2007); y en el World Congress of Families (2016), oportunidad en la que Carlos Ibarguren, participante y benefactor habitual de las Jornadas, agasaja al ilustre visitante en un almuerzo en el Hotel Salta.

+ Ante la realización del Sínodo Ordinario sobre la Familia, Filial Súplica al Papa Francisco sobre el futuro de la Familia, que reúne 790.190 firmas, entregadas al Papa en Roma el 29/9/2015.  Entre ellos 202 cardenales, arzobispos y obispos piden al Santo Padre “una palabra esclarecedora” para disipar la “generalizada desorientación causada por la eventualidad de que en el seno de la Iglesia se abra una brecha tal que pueda permitir el adulterio e incluso una eventual aceptación de las uniones homosexuales”.   

Se difunde el vademecum Opción preferencial por la Familia –100 preguntas y 100 respuestas a propósito del Sínodo, obra de tres Obispos, con prólogo del Cardenal Medina Estévez, solicitado en decenas de millares de copias desde diversas partes del mundo.

Carlos Ibarguren obtiene la firma de Obispos argentinos y estimula a otros miembros de “la familia de almas TFP”* a hacer otro tanto (*ver noticia de Aci prensa en el buscador “search”).

Surgen o se renuevan sociedades y páginas web que cuentan con su orientación y apoyo, como la Asoc. Civil Fátima La Gran Esperanza, Nobleza y élites tradicionales análogas (Nobleza.org) y Paz en el Campo, entidad de defensa de la propiedad rural que se inicia con una famosa marcha de cientos de km a Luján para pedir a la milagrosa Patrona de Argentina que proteja nuestra patria de la amenaza del agrorreformismo comunizante.

+Campaña en apoyo de los católicos perseguidos en China – 14/3/2018 – Publicada en el site Fátima la Gran Esperanza, afirma:

“(…)el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira y las asociaciones autónomas y co-hermanas de todo el mundo, como también los millares de católicos que agregan sus firmas al Mensaje dirigido ahora al Cardenal Zen y a nuestros heroicos hermanos católicos de la “Iglesia clandestina” perseguidos en China:

  1. Manifiestan al Emmo. Cardenal Joseph Zen, a toda la Jerarquía, clero y pueblo católico de China su admiración y solidaridad moral, en este momento en que urge erguir la resistencia ante el Moloch comunista y la Ostpolitik vaticana. (…)

  2. Afirman sentirse plenos de aliento, fuerza y esperanza invencible ante el épico ejemplo de los actuales mártires que perseveran en China. (…)

  3. Elevan sus plegarias a Nuestra Señora Emperatriz de China para que, con desvelo de Madre, socorra y dé ánimo a sus hijos que luchan para mantenerse fieles a pesar de circunstancias tan cruelmente hostiles.

 Urgente llamado para resistir a la traición y a la ruina de Occidente, flor y nata de la civilización

Algunos pasajes de este documento: “A eso se suman los horizontes indigenistas propuestos en la Encíclica ‘Laudato Si’ y en la Exhortación Apostólica Querida Amazonia, que presentan el modo de vida tribal como modelo de vida y comunidad sustentable. Para no mencionar los horrendos actos de culto a la Pachamama en el Vaticano. Ambos documentos confirman trágicamente las previsiones del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira sobre las tendencias pauperistas y tribalistas en la Iglesia, hechas en la tercera parte de su libro Revolución y Contra-Revolución, en 1976, y en su obra Tribalismo Indígena: Ideal Comuno-misionero para el Brasil del siglo XXI, publicado en 1977”.

En el ítem V -Resistencia- de la Declaración, concluye: Resistir significa que animaremos a los católicos a reafirmar su amor por la civilización cristiana occidental y su deseo de defender sus remanentes y su cultura. Es más, promoveremos su restauración con mayor brillo y solidez, para que Occidente recupere el liderazgo mundial que merece, no por ser occidental, sino por ser católico. La civilización cristiana occidental se basa en un pasado dos veces milenario y en el hecho de tener como centro a Roma, la Sede de Pedro.

“ (…) Resistir significa proclamar con indómita confianza que más allá de las tempestades espirituales, de los desafíos materiales y de todos los ataques de sus enemigos, Occidente y la civilización cristiana se erguirán de nuevo, cumpliendo las proféticas palabras de la Santísima Virgen en Fátima: “¡Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará!”. 30 de octubre de 2020

Sigue la Lista de las 27 Entidades Firmantes:
Asociación Civil Fátima la Gran Esperanza (Argentina)

Deutsche Gesellschaft zum Schutz von Tradition, Familie und Privateigentum e.V. (Alemania)
Australian TFP, Inc.
Instituto Plinio Corrêa de Oliveira (Brasil) (…)

 Carlos Ibarguren no fue de aquellas personas que en la vejez hacen de la lucha un “saudosismo” romántico. Como Santa Teresita, que hablaba en sus escritos de “la felicidad de guerrear contra los herejes” y decía “Señor, ¿será posible que yo muera en una cama y no en un campo de batalla?”, él anhelaba la batalla contra los partidarios del igualitarismo revolucionario en todos los campos.

Entre tanto, siempre conforme con los designios de la Providencia, ya enfermo, pero no vencido, dedicó sus últimos esfuerzos a la causa de la civilización cristiana en su patria, impulsando la difusión de mensajes contra la aprobación del aborto en el Senado (ver en Fátima la Gran Esperanza y en este site  LA CONTRA-REVOLUCION en ARGENTINA: OPOSICION TERMINANTE A LA MATANZA DE LOS INOCENTES), y alentando el pedido a S.S. Francisco I de José Antonio Ureta “Con la palabra, el Papa Francisco” – Consideraciones sobre la escandalosa ceremonia nupcial en la Iglesia salesiana de Ushuaia, 13-2-21, (v. blog Aristocracia y Sociedad Orgánica aristocraciacatolica.blogspot.com y site Fátima la Gran Esperanza).

Estas notas quedarían incompletas sin mencionar que, para una persona tan conocida y vinculada como Carlos Ibarguren, fue particularmente verdadero aquello del via crucis:

 “Si fuera preciso sacrificar carrera, amistades, vínculos de parentesco, vanidades mezquinas, hábitos inveterados, para servir a Nuestro Señor, debo hacerlo. Pues este paso de la Pasión me enseña que a Dios debemos darlo todo, absolutamente todo, y después de haberlo dado todo aún debemos dar nuestra propia vida” (v. 9ª. estac.).

Entre los  amigos que lo despidieron con emotivos mensajes se cuentan S.A.I.R. Don Luis de Orléans y Braganza, Jefe de la Casa Imperial brasileña, S.A.I.R. Don Bertrand de Orléans y Braganza, Príncipe Imperial del Brasil, dirigentes del Instituto Plinio Corrêa de Oliveira, miembros y simpatizantes de Sociedades y Centros Culturales de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad y de Tradición y Acción europeos e hispanoamericanos, así como el Centro de Estudios Históricos, Genealógicos y Heráldicos del Mayorazgo de San Sebastián de Sañogasta, co-editor de esta página.

Nota: las campañas mencionadas en estas notas pueden encontrarse en las respectivas páginas web, en el buscador de Nobleza.org ,   rcr-una-obra-clave.blogspot.com y en www.pliniocorreadeoliveira.info

 

domingo, enero 17, 2021

NOTA: NI ESTE BLOG NI EL NOMBRE "LUCES DEL TUCUMAN" NI "LUCES DORADAS DEL TUCUMAN" ESTAN EN VENTA

 Por "misterios de internet"  y razones que desconocemos, aparece un aviso de algún ladrón de sites o embaucador que menciona este blog como un espacio o una marca en venta.

Desmentimos esa pretensión, vulgar como todo lo que pertenece a un mercantilismo revolucionario y anticristiano, y desconocemos quién lo hace y qué lo mueve a hacerlo.

Cualquier duda por favor escríbanos a:

civilizacioncristianaymariana@gmail.com

Gracias

La marquesa Antoinette de Pons, leal al rey pero más al Rey de los Cielos

Publicamos este artículo de ", France Pittoresque" sobre una bella marquesa del Antiguo Régimen, que supo al mismo tiempo honrar sus deberes con el Rey de Francia y poner en su lugar a Enrique IV, rechazando con honestidad y noble altanería los intentos indebidos del monarca

16 janvier 1632 : mort de
la marquise de Guercheville
qui éconduisit Henri IV

(D’après « Éphémérides universelles ou Tableau religieux, politique, littéraire,
scientifique et anecdotique présentant, pour chaque jour de l’année,
un extrait des annales de toutes les nations
et de tous les siècles » (Tome 1), paru en 1828)

Publié / Mis à jour le VENDREDI 15 JANVIER 2021, par LA RÉDACTION

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On peut dire, sans malignité, que la gloire dont Antoinette de Pons, marquise de Guercheville (1560-1632) nous offre le modèle n’est pas vulgaire dans l’histoire : jeune, belle et libre, elle résista constamment aux désirs amoureux d’un roi. Les grâces de son esprit, de ses manières ; les charmes d’une figure et d’une taille enchanteresse avaient effacé dans le cœur de Henri IV la célèbre comtesse de Guiche, dite « la belle Corisande » ; mais en vain le monarque prodiguait-il les séductions : la marquise les repoussait avec une fierté respectueuse : « Je ne suis peut-être pas d’assez bonne maison, lui disait-elle un jour, pour être votre femme, et j’ai le cœur trop noble pour être votre maîtresse. »

Lorsque le roi l’aperçut pour la première fois pendant sa campagne de Normandie, elle était veuve de Henri de Silly, comte de La Rocheguyon. C’est dans la terre de ce nom qu’elle se confina pour éviter des sollicitations importunes. Un soir, le roi, qui avait exprès dirigé une partie de chasse de ce côté, fit demander asile pour la nuit à la belle marquise. Celle-ci répondit que cette demande l’honorait, et que le roi serait reçu comme il devait l’être.



Antoinette de Pons, marquise de Guercheville, en 1578. Dessin
de François Quesnel (Henri IV n’était pas encore roi à l’époque où ce portrait fut réalisé)

À l’instant le château s’illumine ; un souper magnifique se prépare ; la marquise elle-même, éblouissante d’attraits et de parure vient recevoir le roi, qui se flatte des plus douces chimères : à peine l’a-t-elle conduit jusqu’à la porte de son appartement, qu’elle se retire et demande à haute voix son coche. Henri descend tout éperdu, et lui dit : « Quoi, madame, je vous chasserais de votre maison ? — Sire, lui répond la marquise d’un ton ferme, un roi doit être le maître partout où il est ; et pour moi, je suis bien aise de conserver quelque pouvoir dans les lieux où je me trouve. » Sans rien dire, ni écouter de plus, elle va passer la nuit à deux lieues de là, chez une de ses amies.

Le monarque renouvela cette tentative, après que la marquise eut épousé en 1594 le duc de Plessis-Liancourt : il n’obtint pas plus de succès. Renonçant alors à ses projets galants, il dit à madame de Guercheville : « Puisque vous êtes réellement dame d’honneur, vous le serez de la reine ma femme. » La marquise alla recevoir Marie de Médicis à Marseille, en cette qualité. Ce fut elle qui, charmée des sermons de l’abbé, depuis cardinal de Richelieu, l’introduisit auprès de la reine, et lui ouvrit ainsi le chemin de la fortune.

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miércoles, diciembre 02, 2020

Francia pintoresca: Edmond Rostand, el creador de Cyrano de Bergerac y del Chantecler - Qué bueno sería que algún amante de nuestras tradiciones recopilara o escribiera sobre "la Argentina pintoresca"

 LE 2 décembre DANS L'HISTOIRE [VOIR]  /  NOTRE LIBRAIRIE [VOIR]  /  NOUS SOUTENIR [VOIR]

Histoire France, Patrimoine, Gastronomie, Tourisme
 
« Hâtons-nous de raconter les délicieuses histoires du
peuple avant qu'il ne les ait oubliées » (C. Nodier, 1840)
 

 
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2 décembre 1918 : mort du dramaturge et poète Edmond Rostand

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Éphéméride, événements
Les événements du 2 décembre. Pour un jour donné, découvrez un événement ayant marqué notre Histoire. Calendrier historique
2 décembre 1918 : mort du dramaturge
et poète Edmond Rostand
(D’après « Revue des deux mondes », paru en 1919)
Publié / Mis à jour le MARDI 1ER DÉCEMBRE 2020, par LA RÉDACTION
 
 
 
Un an après la mort du dramaturge et poète Edmond Rostand, considéré alors comme la plus grande célébrité qu’aient connu nos lettres depuis Chateaubriand, Lamartine ou encore Victor Hugo, son ancien professeur de rhétorique et académicien René Doumic rend hommage à l’auteur de Cyrano de Bergerac, l’une des pièces les plus connues du théâtre français

Il y a un an qu’Edmond Rostand est mort, écrit l’académicien et futur secrétaire perpétuel de l’Académie française René Doumic, dans la Revue des deux mondes en 1919. Depuis un an, nous n’avons cessé de mieux comprendre l’étendue de la perte qu’a été pour les lettres françaises la disparition prématurée de ce poète enlevé dans toute la force de son beau génie. Si, au lendemain de sa mort, je me suis abstenu de parler de lui et de son oeuvre avec quelque développement, c’est qu’en vérité devant la tombe fraîche ouverte de celui que j’avais connu presque enfant, je n’aurais su dire que mon affliction. Aujourd’hui, dans le recul d’une année, j’essaierai de le montrer tel qu’il m’apparaît et d’indiquer la place qui lui appartient dans l’histoire de notre littérature.

La Provence nous l’avait envoyé — Edmond Rostand est né à Marseille le 1er avril 1868. Elle avait mis en lui la douceur de son ciel clément, la tendresse de ses brises parfumée. Il était de la race de ces troubadours qui ont chanté l’amour courtois et rêvé de princesses lointaines. De Marseille, sa ville natale, il voyait les vaisseaux partir vers cet Orient pour lequel l’amour de Mélissinde faisait naguère s’embarquer Geoffroy Rudel. Du Midi provençal il avait encore la gaieté légère, un tour d’esprit gentiment railleur, un don d’apercevoir le côté plaisant des choses et de s’en amuser. Il avait ce goût de la galéjade qu’un autre Provençal a si bien noté chez ses compatriotes et chez lui-même. Il était du pays de Daudet. Il était de ces tambourineurs qui vont « jouant du triste et du gai tout ensemble. »

Edmond Rostand. Photographie de Paul Boyer (1861-1952)
Edmond Rostand. Photographie de Paul Boyer (1861-1952)

Et il était aussi de l’autre Midi, plus âpre, plus ardent, le Midi de Gascogne. Il a dit dans la Maison des Pyrénées l’attirance qu’exerçait sur lui cette région pyrénéenne, en lisière de l’Espagne. Est-ce parce qu’il tenait d’une grand’mère gaditane une goutte de sang espagnol ? Est-ce tout simplement parce que ce coin de terre est celui où il retournait chaque année pendant la période bénie des vacances, pour y retrouver la maison de famille, la maison douce et riante où de la glycine montait à son balcon. C’est là qu’il goûtait le charme de s’appartenir, de flâner, de rêver en liberté. Parce qu’il y fut parfaitement heureux, tout ce pays lui devint cher. Témoin certains vers de Cyrano où tremble une larme : lui aussi, à entendre « les vieux airs du pays au doux rythme obsesseur », voyait s’évoquer le val, la lande, la forêt, « et la verte douceur des soirs sur la Dordogne. »

Témoin cette nostalgie qui lui fît, au lendemain de ses grands succès, choisir un cadre de nature voisin de celui où s’était écoulée son enfance, pour y créer cette propriété de Cambo, merveilleux jardin ouvert de tous côtés sur les Pyrénées. Luchon fut pour lui ce qu’avait été pour Victor Hugo la « vieille ville espagnole » de Besançon. Il y respira ce « rien de bravade espagnole » qui, deux fois déjà, au début du XVIIe siècle et au début du XIXe, avait passé les monts. Et il y prit encore ce goût pour la truculence et le gongorisme, qui est, lui aussi, partie intégrante de nos deux romantismes.

Midi de Provence ou Midi de Gascogne, ils ont mis du soleil dans son imagination, de ce soleil qui égaie jusqu’à la tristesse et jusqu’à la misère. La fée qui s’est penchée sur son berceau, c’est la bonne vieille qui portait dans sa brouette un morceau de soleil. Et quand il écrira l’Hymne au soleil « sans qui les choses ne seraient que ce qu’elles sont », ce sera, de sa part, une action de grâces.

Il a grandi dans une de ces familles privilégiées, où le culte des lettres est de tradition, comme la noblesse morale. On y était, de naissance, poète et musicien. Le père d’Edmond avait traduit Catulle en vers délicats ; son oncle, qu’aux derniers temps de sa vie il ne manquait pas d’aller voir un seul jour, avait fait des opéras. Douceur exquise d’un foyer français dans un milieu cultivé :

Mon père traduisait Catull
Et ma sœur déchiffrait Mozart !

Edmond Rostand y prit une fois pour toutes l’habitude de toutes les élégances : lui aussi, c’est à l’âme surtout qu’il devait les porter. Jamais chez lui de ces traits de vulgarité, qui, même chez de grands écrivains, décèlent la médiocrité des origines. Tant pis pour ceux qui ne sentent pas le prix de cette distinction.

Cet enfant du Midi était un silencieux. Son occupation préférée, c’était de pêcher à la lune. Il a lui-même décrit, un jour, cette pêche, la plus belle qui soit au monde. Le rêveur faisait prévoir le poète. L’auteur dramatique aussi s’annonçait. Il y avait, à Marseille, de l’autre côté de la rue, un marchand de pupazzi. Edmond traversait souvent la rue et ramenait quelque vedette nouvelle pour la troupe de marionnettes dont il s’était fait l’imprésario.

Citons enfin, puisqu’il a lui-même éprouvé le besoin de l’évoquer dans une circonstance solennelle, l’une des influences qui semblent avoir le plus agi sur lui : celle du « correspondant » qui le faisait sortir pendant ses années de collège. Il « arrivait brusque, pimpant, la moustache ébouriffée, l’œil bleu : je le vois encore. Il m’enlevait gaiment, me transportait dans des paysages bien choisis, et me contait de belles histoires de guerre et d’amour. Il me ramenait ébloui et reposé ; il m’avait appris de tout sans avoir l’air de rien ; j’entends encore sa voix charmante ; il s’appelait Villebois-Mareuil. » C’était l’époque où Rostand était à Paris pour y achever ses études.

Que furent ces études ? Je puis en témoigner, écrit René Doumic, n’ayant jamais oublié ce matin de novembre 1884, où le petit Marseillais de quinze ans débarqua dans la Rhétorique que je professais alors au collège Stanislas. Sur l’exemplaire des Musardises que je tiens de son amitié, je lis, tracé de sa main, que ce souvenir est celui d’un « mauvais élève. » Il le disait en souriant ; d’autres l’ont répété gravement, parce qu’il est convenu que, pour devenir un maître de la langue française, il importe de n’avoir pas commencé par en apprendre la grammaire. La vérité est qu’Edmond Rostand fut un brillant rhétoricien. Il se peut qu’il eût un Victor Hugo dans son pupitre et qu’il crayonnât des vers dans les marges. Il se peut qu’il n’ait pas eu pour tous les exercices scolaires la même ardeur. C’est qu’il réservait le meilleur de son jeune labeur à la composition française. Ses « discours », lus tout haut en classe, lui valurent les « premiers feux de la gloire. » Nous comptions bien qu’à la fin de l’année il aurait le prix d’honneur au Concours général : il n’eut pas un accessit , dix collégiens, ce jour-là, furent tenus pour meilleurs écrivains qu’Edmond Rostand. Tout de même, il savait faire les « discours » : on le vit bien, le jour qu’il prononça sous la Coupole son éblouissant discours de réception.

C’est vrai que son premier livre passa inaperçu. Mais c’est vrai aussi que les Musardises de 1890 (Les Songes Creux, — Poésies diverses, — Le livre de l’Aimée), si elles contenaient des développements agréables et faciles sur des thèmes romantiques et de jolis vers d’amour, ne se présentaient pas comme un recueil fort original. C’est à distance qu’il est curieux de les relire parce que nous avons assisté à l’épanouissement de ce qui n’y était qu’en germe. La première pièce, qui sert de dédicace au volume, célèbre les ratés, les génies incomplets et ridicules, poursuivants d’un idéal qu’ils n’atteindront jamais ! Puis c’est le « vieux pion » surnommé Pif-Luisant, poète et nasigère, — déjà ! Puis le « vieux poète » qui meurt incompris, et dans le Chien et le loup, le bohème féru de son indépendance. Ainsi s’ébauchait, dans les Musardises, la figure du raté sublime auquel l’auteur de Cyrano devait bientôt conférer l’illustration.

Son vrai début, ce furent les Romanesques (1894), qui sont ses Contes d’Espagne et d’Italie. Le poète s’y rattache à une longue tradition littéraire : ce sera toujours une des caractéristiques de son oeuvre. Il y a là beaucoup de Musset et un peu de Banville, mais il y a aussi du Marivaux et du Florian, et du répertoire classique et de la comédie italienne. Au pays bleu, de bons vieillards et de gentils petits amoureux se jouent des tours innocents : ils sont honnêtes et ils amusent, ils ont de la vertu et ils ont de l’esprit. Et quand on a tout dit à l’éloge de cette jolie pièce, on n’en a pas encore dit le principal attrait : c’est la jeunesse. Non pas la jeunesse impertinente et piaffante et qui plaît par ses défauts même, mais cette autre jeunesse, tendre et confiante, qui est la fleur de l’âme au matin rose de la vie. La gaieté y pétille.

À la première représentation, la pièce faisait spectacle avec le Voile de Rodenbach. Le Voile c’était encore Bruges la morte : j’ai dans l’oreille un glas de cloches, de soupirs et de gémissements. Cela ne manquait pas de talent, mais cela manquait de gaieté. On écoutait le Voile avec respect, en silence ; les applaudissements éclataient aux Romanesques. On ne put jamais ôter à Rodenbach l’idée qu’il y avait là-dessous de la cabale. Une atmosphère d’optimisme faisait de cette pièce souriante « un repos naïf des pièces amères. » Il y avait longtemps que le romanesque chez nous était discrédité : cela datait du jour où Flaubert avait fait cette belle découverte qu’il mène sûrement aux pires turpitudes. Edmond Rostand, dans l’allégresse de ses vingt ans, rapportait à ses compagnons d’âge le droit au romanesque.

Comme je le félicitais de cette brillante, vive et spirituelle entrée qu’il venait de faire dans la littérature, je me rappelle l’insistance qu’il mit à me répéter qu’il ne fallait pas le juger sur cette première oeuvre, qu’il avait autre chose en tête, tout à fait autre chose, qu’on verrait, qu’on serait surpris, que ce serait une autre manière, une autre teinte. Cette autre teinte, dont il était aisé de deviner qu’elle lui agréait davantage, cette autre manière dont il faisait plus de cas, c’était celle de la Princesse lointaine (1895).

Quatre actes de mélancolie, c’est un peu long ; et ce Moyen Age de légende et de chevalerie ne laisse pas d’être conventionnel. Mais l’idéal du poète commence à se préciser. C’est, déjà sa conception de l’amour, du seul qu’il ait voulu accepter dans son oeuvre, l’amour pur, noble, source de toutes les fiertés. C’est sa conception de la vie : Frère Trophime professe que le Seigneur gagne tout à toute chose grande et désintéressée. Et c’est la foi qu’il a dans les humbles, les petits, les obscurs, pour deviner, par un instinct qui est en eux, les inspirations les plus grandioses, et y répondre par un dévouement sans limites. Les mariniers « cœurs d’azur dans des piquants sauvages » qui, en prenant pour eux les souffrances d’une navigation périlleuse, permettent à Geoffroy Rudel d’accomplir son pèlerinage d’amour, sont les ancêtres de ces autres grands cœurs et de ces cœurs simples qu’incarnera Flambeau.

Pour ce qui est de la Samaritaine (1897), j’avoue n’avoir jamais pu m’y plaire. Au surplus, si ce fut de la part du poète une concession à la mode et au goût d’une grande artiste, on la lui a assez cruellement reprochée. On lui en a voulu d’avoir dit sur l’Évangile de si jolies choses. On a raillé sans pitié ce Jésus dilettante qui s’amuse à décrire l’anse que dessine sur le ciel le bras levé des filles de Jacob. On a feint de s’étonner qu’un auteur pût se tromper si complètement sur lui-même et ne pas comprendre que certains sujets lui sont interdits. C’est à ces détracteurs qu’il répond fièrement : « Il y a des sujets qui sont trop beaux ? Il y a des sujets qui sont trop grands ? Qui a dit cela ? Ce n’est pas un poète. Les pêcheurs de lune lancent leurs filets sans jamais désespérer de ramener l’astre. » Rostand n’avait eu cette fois que l’honneur du filet hardiment lancé ; maintenant il allait ramener l’astre.

Représentations de l'immense succès Cyrano de Bergerac. Affiche publicitaire de 1898 composée par Lucien Métivet (1863-1932)
Représentations de l’immense succès Cyrano de Bergerac. Affiche publicitaire
de 1898 composée par Lucien Métivet (1863-1932)

Ce fut la merveille de Cyrano (1897). Pour expliquer le succès de Cyrano, on a écrit des volumes et on s’est ingénié en mille manières. On a répété, à satiété et sans bienveillance, que l’œuvre était venue à son heure et qu’elle avait eu grande chance, comme si ce n’était pas la coutume des chefs-d’œuvre de venir à leur heure et comme si ce genre de chance, ils ne le devaient pas à eux seuls ! Il eût été si simple de constater tout bonnement que Cyrano est un chef-d’œuvre !

Ce qu’on entend par chef-d’œuvre, c’est l’œuvre achevée, qui réalise la perfection d’un genre, l’exacte adaptation de la forme à la matière. Heureuse réussite que produit, à l’appel du génie, la rencontre de maintes conditions. Harmonie d’abord entre l’auteur et son sujet. On a justement noté l’étroite parenté d’esprit qui existe entre Rostand et les poètes de l’époque Louis XIII. Il rejoint leur romantisme à travers le romantisme de 1830. Il a comme eux le goût de l’héroïque et comme eux le goût du grotesque. Il se place entre Corneille et Scarron. Cette société qu’il évoque, il semble qu’il y ait vécu. Sentiments et tour d’esprit, il les trouve en lui-même. Il en parle naturellement le langage. Et non seulement il est du temps, mais il est du pays.

À vivre en Gascogne, il a pris l’humeur gasconne : Ce sont les cadets de Gascogne... Harmonie entre les deux éléments, lyrique et dramatique, qui trop souvent, au théâtre, se contrarient au lieu de s’accorder. Cyrano est une oeuvre toute lyrique, parce que l’auteur s’y est mis lui-même, avec sa nature, sa sensibilité personnelle, sa tendresse, ses alternatives de gaieté et de tristesse, ses aspirations au sublime et sa complaisance pour la bouffonnerie. Lyrique par la qualité de l’air qu’on y respire, par une sorte de fièvre qui y court et d’exaltation légère ; lyrique par l’ivresse verbale qui multiplie les tours d’une même idée, fait jaillir les mots pittoresques et drôles, crée les néologismes hauts en couleur ou de plaisante invention ; lyrique par la profusion des images neuves et originales et par les prouesses de rime. Ballades et rondeaux peuvent s’insérer dans la trame du dialogue : ils n’y sont pas dépaysés.

Et tandis que les drames de Victor Hugo dont on n’admirera jamais assez le lyrisme, sont du plus mauvais théâtre, Cyrano est « du théâtre » dans la plus complète et dans la meilleure acception du terme. Non pas seulement par la vie qui circule à travers toute la pièce, par le mouvement des scènes et du dialogue, par l’art de tout rendre sensible, concret et « en scène », mais surtout par la création de ce personnage de Cyrano qui est le type lui-même du personnage de théâtre, celui sur lequel se concentrent tous les regards et auquel vont toutes les sympathies.

Il est, ce Cyrano, tout action : c’est lui qui conduit la pièce. Et il est tout cœur, ayant les délicatesses et les raffinements de la plus précieuse sensibilité. Et il est tout esprit et toute présence d’esprit, ayant toujours sur les lèvres le mot prêt à partir, la riposte prompte et la réplique triomphante. Il a toutes les vertus, sans rien de ce qui parfois nous rend injustes pour la vertu. Il est brave, il est loyal, il est généreux, il a du talent ; et comme toutes ces belles qualités ne l’ont mené à rien, cela fait que nous ne pouvons lui en vouloir. Il est sublime, et comme d’ailleurs il est ridicule, on est ébloui, sans être humilié par cette vaine sublimité. Il a toujours raison, quoique absurde. Il est plus spirituel, plus courageux, plus gentilhomme qu’aucun de ses spectateurs : ils s’en consolent en songeant qu’ils n’ont pas le nez aussi long. Ils se consolent d’avoir à l’admirer en se souvenant qu’ils ont à le plaindre. Pauvre diable et diable d’homme, assez avisé pour corriger chacune de ses qualités par un défaut qui les empêche d’être haïssables ! Toute la salle, toutes les salles ont pour lui les yeux que Roxane devrait avoir.

Ainsi le seul Cyrano a réalisé au XIXe siècle la perfection de la comédie héroïque. Les romantiques s’étaient appliqués, suivant les conseils du maître, à opposer le tragique et le comique, et ils y avaient si bien réussi que les deux éléments, joints dans une même pièce, y faisaient contraste et discordance et juraient d’être rapprochés. Dans Cyrano le passage se fait naturellement de l’un à l’autre, tant les nuances en sont finement assorties ! Le théâtre romantique avait la prétention d’être une évocation de l’histoire, et n’en était que le travestissement.

Mais Rostand avait « fait ses études » et, qu’il fût poète, cela ne l’empêchait pas d’avoir l’esprit critique. Plus encore que de l’histoire, ce qui a cruellement manqué au théâtre romantique, c’est la connaissance de la vérité humaine : chaque sentiment qui s’y exprime est en désaccord avec le caractère du personnage autant qu’avec la situation où il se trouve, et l’expression ajoute sa fausseté propre à celle du sentiment. Sous la truculence ou sous la folie des propos, il y a dans Cyrano un fond d’humanité qui en a fait et continuera d’en faire le succès durable.

Ce qui achève de classer l’œuvre, c’est qu’elle n’appartient pas seulement à l’histoire du théâtre français : elle appartient à l’histoire de l’âme française. Parlant de l’émotion qui étreignit les cœurs le soir de la Fille de Roland, l’auteur de Cyrano a écrit : « Il y a des paroles qui, prononcées devant des hommes réunis, ont la vertu d’une prière ; il y a des frissons éprouvés en commun qui équivalent à une victoire ; et c’est pourquoi le vent qui sort du gouffre lumineux et bleuâtre de la scène peut aller faire claquer des drapeaux. »

Il en a été ainsi de Cyrano et c’est par là que l’enthousiaste soirée du 28 décembre 1897 — date de la première représentation de Cyrano — fut une soirée historique. Notre défaite de 1870 avait eu pour lendemain cette littérature de défaite qui fut tour à’ tour le roman naturaliste, la poésie et le drame symbolistes et décadents. Nous étions restés longtemps ensevelis dans le brouillard et dans le froid. Enfin l’esprit français sortait de ce suaire livide ; il se redressait brillant et hardi dans sa fierté lumineuse. La race s’était réveillée. C’était le signal d’un relèvement dont nous savons aujourd’hui qu’il ne devait plus s’arrêter sur la route glorieuse.

D’autres auraient été grisés, gonflés, d’un tel succès. Rostand eut seulement le sentiment qu’il lui créait de nouveaux devoirs. Car on lui a fait porter, dans l’opinion, le poids du formidable banquisme organisé autour de son nom. Ceux qui l’ont connu, savent qu’il y fut complètement étranger. Au lieu de se plaire à tout ce bruit, il ne songea qu’à le fuir. Il se réfugia dans la solitude de son lointain Cambo. Il garda toute sa simplicité gracieuse de jadis et toute sa modestie. Il n’eut plus qu’un souci : remplir sa renommée. Souci qui fut souvent une angoisse, et qui désormais domine toute son oeuvre.

La foule avait reconnu en lui quelques-unes des plus authentiques qualités de la race ; aussi l’avait-elle justement et sans qu’il l’eût cherché, salué poète national. Il rêva d’épopée. La France d’alors se reprenait de goût pour les gloires napoléoniennes : il les cueillit dans l’air. Ce fut l’Aiglon (1900). Pouvait-on rendre quelque couleur à la pâle figure du duc de Reichstadt ? Rostand voulut que, dans cette conscience partagée entre deux hérédités, celle des Bonaparte et celle des Habsbourg, un drame se soit joué qui ait eu quelque chose de shakespearien. Il a fait du fils de l’homme un autre Hamlet et n’a pas omis même les visions et les hallucinations.

Mais sans doute le « pauvre enfant » était trop frêle pour supporter le poids d’une telle création. Le rôle était trop purement imaginaire et factice et ne reposait pas sur ce minimum de réalité, dont ne peut tout de même pas se passer un personnage historique. Au contraire, depuis l’instant où Flambeau fait son entrée dans la pièce, — une des plus superbes entrées qu’il y ait au théâtre — le drame est déséquilibré, l’intérêt se déplace, il va tout entier au personnage secondaire qui émerge au premier plan ; la vague silhouette du prince souffreteux disparaît devant la solide carrure du grognard, qui revient de si loin, qui a fait le tour de l’Europe en combattant, et qui n’est pas fatigué ! C’est que ce rôle-là plonge ses racines dans le sol. Il est un résumé d’histoire. Il fait mieux que d’expliquer, il montre, il rend sensible aux yeux ce dévouement des petits, grâce auquel a été possible l’épopée impériale. Et, comme tout se tient dans l’histoire d’une nation, ce rôle qui incarne tout un passé glorieux allait être la préface de lendemains aussi épiques. Tout ce qui est dit dans l’Aiglon des grognards de l’Empire, peut se redire et s’est vérifié pour les poilus de la Grande Guerre.

J’ai toujours pensé, poursuit René Doumic, que si Rostand avait tant hésité et tant tardé à nous donner son Chantecler (1910), c’était non pour aucune des difficultés accessoires et d’ordre matériel qu’on a mises en avant, mais parce qu’il ne pouvait se décider à livrer au public une pièce qui, dans ses parties essentielles, est une ardente confession. Car tout le rôle de Chantecler n’est pas autre chose, et c’est un des plus poétiques symboles par lesquels on ait jamais traduit la fonction du poète éveilleur d’aurore.

Chantecler c’est le poète, à la façon dont le conçoit Rostand, et que lui-même il s’est efforcé d’être. Comme le coq enfonce ses griffes dans le sol pour jeter vers le ciel son cri qui monte des entrailles de la terre, ainsi le poète qui porte en lui l’âme d’une race lui donne une voix pour traduire ses aspirations les plus généreuses. Et peut-être le coq ne fait-il pas lever le jour, mais le poète fait lever l’idéal que créent son imagination et sa sensibilité. Tâche magnifique et douloureuse. Car le poète y pourra-t-il suffire ? Le souffle qu’il attend reviendra-t-il ? Et la page qu’il vient d’écrire n’est-elle pas la dernière ?... C’est là le véritable drame d’une vie d’artiste : la terreur de se survivre à soi-même. Pour l’avoir rendu avec tant d’intensité et tant d’éclat, on peut bien pardonner au poète cette débauche de lazzis, contre-partie et peut-être rançon du rôle de Chantecler.

Edmond Rostand avait vu venir la guerre : j’ai dit ailleurs son émoi devant l’horizon qu’il voyait se charger de nuages. Désormais il n’a plus su que crier sa haine de l’Allemagne et dire sa tendresse pour la France. Le Vol de la Marseillaise (1915) est à coup sûr un des plus beaux poèmes patriotiques qu’il y ait dans notre langue. Il fallait le lui entendre réciter, en merveilleux diseur qu’il était, avec cette diction de théâtre plus encore que lyrique, détachant, martelant les syllabes, jouant le poème, en faisant vivre toutes les colères et tous les enthousiasmes. D’un mouvement spontané, les milliers d’auditeurs qui emplissaient la grande salle de la Sorbonne aux Matinées nationales se trouvaient debout : ce que nous acclamions alors, en même temps que le poète, c’était le Destin de la France que nous sentions passer sur nos têtes.

Dans le volume auquel le Vol de la Marseillaise a donné son nom et où on a recueilli la production de guerre de Rostand, toutes les pièces ne sont pas de même valeur. Il suffit que quelques-unes soient de purs joyaux. Telles, la Vitrele Faucheur basque, qui disent avec une émotion si intime ce que c’est que la France, toute la France, et les Ruches brûlées où l’abeille, « chaste buveuse de rosée », a inspiré Rostand comme elle avait inspiré le Victor Hugo des Châtiments. Telle l’Étoile entre les Peupliers, catéchisme d’une religion à laquelle on ne saurait tolérer un infidèle, la religion de la patrie, hymne qui contient ce splendide fragment épique : le dénombrement de tous ceux qui, en tous les temps et sous tous les costumes, se sont battus et sont morts pour la France. Encore doit-on rappeler qu’il faut un peu de temps et quelque recul, pour que se dégage la somme de poésie enclose dans les plus grands drames de l’histoire. Rostand n’a pu que jeter, au milieu même des événements, un premier cri de souffrance, de haine et d’espérance.

C’est d’une autre manière encore que son nom s’insérera dans le souvenir de la guerre de 1914. Dans un livre excellent sur le Théâtre de Rostand, un jeune écrivain, Jean Suberville, a écrit : « Les Saint-Cyriens qui partaient au feu avec la plume à leur casoar, réalisaient devant la mort le héros que le poète avait rêvé. Telle division s’appelait la division Cyrano ; tel corps d’armée avait pour insigne le coq Chantecler. L’immortel Cadet de Gascogne réapparaissait inlassablement sur le théâtre du front... Rostand a été aimé par les poilus de 1914. » On peut le dire en toute sûreté de conscience : c’est l’hommage dont il eût été le plus fier.

Edmond Rostand en habit d'académicien (élu en 1901 et reçu en 1903). Photographie prise vers 1915
Edmond Rostand en habit d’académicien (élu en 1901 et reçu en 1903).
Photographie prise vers 1915

Le même écrivain constate : « À vrai dire, le solitaire de Cambo n’a pas créé d’école littéraire ; il vivait en marge, trop indépendant et trop désintéressé. Voilà pourquoi sa mort a suscité plus d’émotion dans la foule que dans les cénacles ; voilà pourquoi le grand public n’a pas trouvé dans les revues littéraires un digne écho du regret général, ni une louange égale à l’admiration de la France entière. Sa véritable influence apparaît dans l’âme de la jeunesse française. » Et cela vaut mieux ainsi.

Il est exact que, depuis la mort de Rostand, on a peu écrit sur lui, et qu’il s’en est trouvé quelques-uns, hélas ! pour le dénigrer sottement. Mais il faut avouer que depuis ce début de décembre 1918, trop de soucis nous ont détournés de la pure littérature. L’œuvre de Rostand a pour elle tout l’avenir. Parmi les exégèses qu’on lui consacrera, il en est une que nous appelons de tous nos vœux. Un fin lettré, Louis Labat, a été, pendant vingt ans, pour Edmond Rostand, l’ami de tous les jours, le confident de toutes les pensées. En revivant pour nous les entretiens du poète, en nous initiant à ses projets comme à ses procédés de travail, il élèverait à la chère et grande mémoire un monument qu’attendent de lui et que lui demandent tous les amis et tous les admirateurs de Rostand.

Ce qui apparaît dès maintenant dans cette oeuvre où il n’y a pas une fausse note et pas une dissonance, c’en est la forte unité. Et le même trait en fait l’originalité certaine. On peut interroger tous ses héros : ils sont de la même famille. Le Contrebandier des Musardises, en qui nous avons vile fait de reconnaître notre vieil ami Don Quichotte, s’il veut à toute force passer la frontière et rentrer en France, c’est pour y rapporter « les héroïsmes superflus. » Ce que représente Cyrano, c’est non pas la bravoure, mais ce qui la complète et la parc d’élégance.

« Qu’est-ce que le panache ? Il ne suffit pas pour en avoir d’être un héros. Le panache n’est pas la grandeur, mais quelque chose qui s’ajoute à la grandeur et qui bouge au-dessus d’elle. C’est quelque chose de voltigeant, d’excessif et d’un peu frisé. C’est l’esprit de la bravoure. Un peu frivole peut-être, un peu théâtral sans doute, le panache n’est qu’une grâce ; mais cette grâce est si difficile à conserver jusque devant la mort, celte grâce suppose tant de force que tout de même c’est une grâce que je nous souhaite. » Flambeau ne se contente pas d’être brave entre les braves et de faire tout son devoir : il « fait du luxe. » Ils auraient pu être des héros de Rostand, ce colonel Doury qui donnait pour mot d’ordre à ses hommes : le sourire, — et ces cuirassiers, célébrés par Albert de Mun, qui chargeaient dans les roses. Le trait qu’ils ont tous en commun, c’est qu’ils personnifient l’héroïsme à la française.

C’est Rostand qui l’a fait rentrer dans notre littérature. Tous les dons qu’il avait reçus de la nature et de la vie le destinaient à remplir celte mission. Il y fallait l’éclat du verbe, la vivacité de l’émotion, l’ampleur de l’imagination ; mais il y fallait aussi la gaieté, l’esprit et la grâce. Il fallait à ce pur Français tout ce qui lui est venu de sa Provence avec tout ce qui lui est venu de sa Gascogne. Et voici quelle a été sa récompense. Comme, jadis, une société était sortie de la Comédie humaine, de l’œuvre de Rostand il est sorti une jeunesse nouvelle à l’image de ses héros : celle de nos combattants de 1914. C’est sa gloire, — et dans toute l’histoire des lettres, je n’en sais pas de plus enviable.

 
 
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