LUCES DORADAS del TUCUMAN

Sitio de intercambio de información sobre la actualidad, historia y cultura argentina e iberoamericana, desde la región del Tucumán (NOA - La Rioja - Córdoba), en la que tuvo especial vigencia la civilización cristiana, orgánica y mariana de la Argentina auténtica. Su Tradición viva se enriquece con el paso del tiempo. Ayúdenos a descubrir y defender nuestra identidad. E-mail: civilizacioncristianaymariana@gmail.com

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Ubicación: Noroeste, Argentina

miércoles, octubre 20, 2010

27a. nota - Derrota marial de los ingleses enemigos de la Fe, el Rey y la Patria


Tal Cristiandad escondía virtualidades insospechadas y, como los buitres que acechan la hacienda, Inglaterra ya en 1741 hablaba de emancipar América del yugo del Rey Católico para substituirlo por el del monarca anglicano, patrocinador de la nueva era liberal e industrializadora a ultranza (ver papeles del Almte. Vernon citados por J. L. Busaniche). Nótese la afinidad de la idea con los postulados del enciclopedismo revolucionario.
En 1806 se desarrolla en el subcontinente una operación conjunta con Miranda, “el Precurso” -ex general de la Revolución Francesa, afiliado a las logias inglesas- en el norte y en el sur. Los ingleses invaden Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, pensando encontrar una población ansiosa por romper las cadenas que la atan a España para echarse en los brazos de Gran Bretaña.
Nuestros guerreros, sorprendido por el fácil triunfo inicial del invasor, al verlos instalados en el fuerte, rompen sus fusiles contra las paredes y gritan “¡traición!”. Los ingleses prometen hábilmente que respetarán la Santa Fe católica y ofrecen ventajas comerciales. Sólo la minoría de logistas los apoya.
Llega la gran festividad de Corpus. Liniers, prestigioso jefe militar y devoto del Santo Rosario, se presenta en Santo Domingo para las acostumbradas honras al Santísimo. No hay tal… El Obispo, temiendo ofensas por parte de los herejes, ha prohibido la procesión, reduciéndola a una catacumbal ceremonia entre cuatro paredes que sabe a vergüenza.
Seguimos en líneas generales la documentada relación de Cayetano Bruno, S.D.B. en su Historia de la Iglesia en la Argentina (vol. VII, Secc. 2ª, Las Invasiones Inglesas). En la persona de Liniers se cristaliza la indignación general. Hace voto solemne a la Virgen del Rosario de entregarle las banderas del enemigo, si Ella lo ayuda a conquistarlas. Cruza el río y vuelve con fuerzas desde Montevideo. Beresford no acepta su intimación a rendirse. Cuenta con su situación de fuerza, y sus regimientos famosos en el mundo.
Liniers cuenta con tropas bisoñas pero aguerridas, y con un pueblo que las acompaña sin temer a la muerte. Y con algo más... que no tenían los enemigos del catolicismo.La guerra toma aires de cruzada mariana. Muchos llevan como distintivo el escapulario. Otros, el estandarte de la Virgen de Luján y del Rey. Niños hasta de 10 años animan a las tropas, gritando a voz en cuello “¡viva España!”, y deshacen sus ponchos cuando se acaban los tacos, para disparar las piezas de artillería; y hasta hacen de artilleros cuando éstos caen bajo la metralla.
En cada rincón se combate contra el enemigo de la fe, del Rey y de la Patria. Hasta los negros esclavos se baten por esos tres valores, según consta en las actas capitulares.Liniers vence, vence la cruzada. La Virgen del Rosario de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires recibe los trofeos de regimientos que se midieron con los mejores ejércitos europeos, derrotados por el coraje y la Fe de argentinos, orientales (uruguayos), y altoperuanos (bolivianos), hermanados en el Virreinato.
Al año siguiente se produce el nuevo intento de conquista con poderosas fuerzas navales y terrestres. El carácter de guerra por la Fe, el Rey y la Patria se acentúa en la II Invasión. El Cabildo de Córdoba pide al Prior de Santo Domingo que se realice la “solemne procesión con la milagrosa imagen (de N.S. del Rosario del Milagro)...para alcanzar victoria contra los enemigos del Estado y nuestra Religión”.
Al conocerse la caída de Montevideo, el 6 de febrero de 1807, en Buenos Aires la multitud se enardece “clamando y diciendo a voces que todos querían ir a reconquistar la plaza de Montevideo, y (que) estaban prontos a derramar toda su sangre para conservar al Rey sus dominios, y que en parte alguna se extinga la religión de Jesucristo que profesaron sus mayores”. Un emisario inglés queda asombrado ante el espectáculo de “gente que cubría los castillos particulares y el entusiasmo que desplegaban a gritos” (ibid., pp. 101 y 104).
La toma de Santo Domingo determina la victoria. El prior niega a los patriotas el acceso a la torre, lo que aprovecha el enemigo para introducirse; costará la vida a varios frailes, atravesados por sus bayonetas.
El perjuro Tte. Cnl. Pack logra recuperar las banderas de la I Invasión entregadas a la Virgen, que expone triunfalmente en la torre de la Iglesia. Desde allí “nos hacían un fuego dominante y cierto”, protegidos por los muros y parapetados de colchones y muebles, dice la Relación de la Defensa. Pero “María Santísima dirigía nuestras balas” (ibid., p. 107). Después de un encarnizado combate, los herejes son derrotados; sólo el amparo del prior consigue salvar a Pack del furor de los patriotas.
Lo que más electrizó los ánimos fue la recuperación de las banderas dedicadas a Nuestra Señora del Rosario.
Setenta religiosas catalinas que están rezando por el triunfo de las armas católicas son invadidas por los impíos y se disponen al martirio. Hay profanación del templo y de la clausura; una mano sacrílega despedaza el sagrado rostro de la soberana reina y madre santísima del Rosario, y la efigie del patriarca Santo Domingo es degollada (carta de la Madre priora Teresa de la Ssma. Trinidad); pero la Virgen las ampara y un sargento inglés excepcional pasa dos días seguidos protegiéndolas de la soldadesca. Finalmente, tras recios combates en los que muere el 90 por ciento de los invasores, son liberadas y aliviadas por la solicitud del Alcalde Alzaga y del Reconquistador Liniers –futuras víctimas de los jacobinos.

En las jornadas de julio las apacibles calles de Buenos Aires se transformaron en “sendas de muerte” para el enemigo de la Fe. Como en la invasión napoleónica a España, “la superior potencia de los ejércitos invasores se estrella y desvanece sin gloria al contacto del alma popular, que lucha por lo más sagrado de su patrimonio” (ibid., p. 113).
El derrotado General Whitelocke tratará de justificarse alegando que esperaba “encontrar una gran porción de habitantes preparados a secundar nuestras miras; pero resultó ser un país completamente hostil, en el cual ni por conciliación ni por interés no nos era posible dar con un amigo que nos ayudase, aconsejase ni proporcionase los datos más insignificantes”. El Tte. Cnl. Duff atestiguará que “estaba en medio de una ciudad donde todos eran enemigos, todos armados, desde el hijo de la vieja España hasta el negro esclavo” (ibid., p. 113). Fue, para la “Reina de los Mares” -reconoció el fiscal inglés- una “deshonra de las armas británicas” y un “inesperado y sin igual desastre”.
Los sermones, discursos y fiestas públicas expresan el reconocimiento de que este desastre para las fuerzas anticatólicas fue obra de María Santísima: “Ella hizo caminar el terror delante de nuestras tropas...tomó a su cuidado la constancia con que debían sostenerse en medio de los peligros...los rodeó de su fuerza y...puso a su frente al inmortal Reconquistador” (oración del Deán Funes).
“Impresionó vivamente”, dijo un testigo, “el haberse verificado la victoria el primer domingo del mes de julio, día consagrado a Nuestra Señora del Rosario, a quien estaban votadas las banderas inglesas, que venían los enemigos con ánimo de rescatar...” (ibid., p. 115). El Cabildo dejó constancia de su “humilde y perpetuo reconocimiento a aquella soberana Madre, cuya poderosa mediación fue sin duda el más poderoso agente para su logro”.

[lea próximamente: Ocasión para instaurar un régimen señorial frustrada por los enemigos de la Tradición]
De: "Siglos de Fe preanuncian un futuro glorioso..." - II Jornada de Cultura Hispanoamericana por la Civilización Cristiana - Cabildo histórico, Salta, 2006 -
Se puede acceder a estas notas en el sitio Argentina, señorío y esplendor, haciendo click en:
http://argentinagrandeza.blogspot.com/

viernes, octubre 15, 2010

Cuando los Santos intervienen (I)


Dios Padre creó el mundo con grandeza, con variedad infinita; mares y vertientes cristalinas; selvas, llanos y desiertos; cielo estrellado y montañas nevadas; luces y sombras, colores y belleza; piedras preciosas, oro y plata, frutos exquisitos, sonidos armoniosos y perfumes que deleitan el alma; creó seres vivos de diferentes especies. Todo lo creó con bondad y con pulchrum. Hizo a los ángeles para que le sirvieran en la magnífica tarea que había emprendido. Y modeló al hombre: varón y mujer para que colmaran la tierra, y quiso que reflejaran en la vida, Sus valores absolutos y Sus perfecciones. Eso está dentro del plan de Dios. Se podría pensar: ¿Será posible? La infidelidad, las desviaciones, la acción maléfica de los ángeles caídos que tientan y crean un ambiente de revolución poluyente que va siendo absorbido por la sociedad, queriendo o no queriendo, que envuelve todo y crece por etapas en la historia. No obstante, se tendrá que cumplir, porque Dios es la VERDAD absoluta y Su creación tendrá que lograr el fin propuesto. El plan de salvación encabezado por el Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo, nos rescata de la oscuridad de la muerte por el pecado, con Su propia muerte en la Cruz. Nos ofrece Sus Gracias salvadoras por medio de Su Madre, la Virgen Santísima. Nos da un ángel de la guarda para que nos cuide y nos oriente. Llama a infinidad de hombres y mujeres fieles que por la acción benéfica de los dones del Espíritu Santo, cumplen tareas salvadoras: son los santos, y muchos de ellos son mártires. Estos bienhechores actúan por obra y Gracia de la Santísima Trinidad: el Padre Creador, el Hijo Redentor y el Espíritu Santo Iluminador. Al plan de Dios y a la acción de los santos se opone la acción del demonio y de quienes siguen sus inspiraciones. En la lucha entre los que son de la Virgen y los que son de la serpiente se ve en plenitud el perfil de la vocación de cada santo cuya acción contiene enseñanzas imprescindibles para quienes queremos pelear para lograr la ciudad de Dios con un orden católico. Para ver más claro en estas afirmaciones, recordemos algunos casos. Comenzamos por el PROFETA ELIAS según lo que relata la Sagrada Escritura. El Rey de Israel Acab, influido por su mujer pagana, se volcó a la idolatría abandonando al Dios verdadero. Persiguió y mató a los Profetas, quedando con vida solamente Elías. Habían levantado un altar a Baal, con sacerdotes y profetas falsos. Elías se lo enrostró a Acab, y predijo un castigo: “No caerá en estos años ni lluvia ni rocío sino tras mi palabra…”. Durante tres años hasta las vertientes y pozos se secaron; el país estaba desierto y en desolación. Elías debió esconderse y Dios le enviaba pan y agua con un cuervo. Por fin, volvió a presentarse al rey y le propuso comprobar cual era el Dios verdadero haciendo una contienda entre el y los de Baal –que eran cuatrocientos cincuenta profetas y cuatrocientos sacerdotes que respondían a la reina Jezabel-. Acab aceptó. “Haz que todos se reúnan en el Monte Carmelo…”, pidió Elías. Una vez allí recriminó al pueblo diciendo: “¿hasta cuándo habéis de renguear hacia dos lados? Si el Señor es Dios seguidle, y si lo es Baal, seguidle a él”. Prestemos especial atención a esto, que es un categórico rechazo al relativismo: hay que optar entre el bien o el mal, y no navegar entre dos aguas, postura tan en boga en todos los ambientes. (Un ejemplo actual y público: los dos senadores nacionales de La Rioja, se manifestaron contrarios a la ley de “matrimonio” homosexual: uno estuvo ausente y la otra votó a favor...). En el Monte Carmelo, dio comienzo a la contienda, y los muchos sacerdotes y profetas gritaban sin cesar “Baal, óyenos”, inmolaron un buey, se herían con lancetas de hierro, y así estuvieron hasta el día siguiente. Pero Baal no dio señales de oír. Elías entonces hizo lo suyo: levantó el altar, lo cubrió de leña, hizo cavar zanjas y mandó derramar agua en ellas; rezó al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; inmediatamente bajó fuego del cielo, consumió la leña, las piedras y el agua. El pueblo exclamó: “el Dios de Elías es el verdadero Dios”. Elías mandó prender y exterminar a los falsos profetas para que no hicieran mas daño. Le anunció a Acab que vendría la lluvia salvadora, pero éste se mantuvo impío. En el cielo del Monte Carmelo apareció una pequeña nubecita con la rara forma de la planta de un pie; algunos teólogos interpretan que representaba a la Virgen María, quien aplastaría a la serpiente con su planta; de a poco se fue ensanchando hasta que encapotó el cielo; llovió copiosamente y compensó al país de la sequía sufrida. Luego predijo para Acab y su mujer una deshonrosa y desgraciada muerte. Y así fue. Este Profeta bien se ganó las letanías que San Bernardo compuso para el: “Vara de los poderosos”, “Martillo de los tiranos”, “Miedo de los malos”, “Terror de los adoradores de Baal”, “Lengua de los mudos”, “Ojo de los ciegos”, “Sal de la tierra”. Fue el precursor de la orden de los carmelitas, que dio santos extraordinarios como San Simón Stock, que recibió de la Virgen “del Carmen” el escapulario con la promesa de rescatar las almas del purgatorio, Santa Teresa de Avila, San Juan de la Cruz, Santa Teresita del Niño Jesús, la Madre Maravillas, Santa Teresa de los Andes, y tantos más.