"Mamay Virgen Copacá": Nuestra Señora de la Candelaria
“MAMAY VIRGEN COPACA”: NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA
por Elena B. Brizuela y Doria de Mesquita
Sañogasta (La Rioja)
Cuanta sabiduría y cuanta grandeza, qué dulce cobijo y qué grande amparo bajo el manto de la Madre mas dulce: la Virgen María! Cuanto alivio y cuántas Gracias recibimos de Ella. Nos parece acertada y bien elegida la temática para este Congreso, ya que tantas y tantas veces la “suerte” de los pueblos y de los individuos se han jugado en la historia, y se siguen jugando, dependiendo de la Gracia Divina y de quién las prodiga: la “Medianera de todas la Gracias”.
En La Rioja, tanto en la Capital como en una decena de pueblos del interior, con algunas que otras variantes, se celebra el 31 de diciembre, una fiesta multitudinaria llamada Tincunaco. En ella se palpa la presencia de la Iglesia Católica: El Niño Alcalde, que es Dios, María Santísima, los Santos en la persona de San Nicolás, los ministros, las diferentes razas; se palpa también la presencia de la Iglesia evangelizadora en la acción de misioneros de la talla de un San Francisco Solano; el respeto y la fusión de tradiciones de los pueblos: nativo, hispánico y de otras nacionalidades que se han ido incorporando. Allí están siendo protagonistas imprescindibles el Inca, los aillis, los Alférez, los Apóstoles, las autoridades civiles y el pueblo fiel.
Vamos a ver qué y cómo el Inca canta alabanzas al Niño Dios Alcalde y a Su Madre, usando su propio idioma y todos sus atributos. Dice así:
AÑO NUEVO PAKARI (Amanece el año nuevo
NIÑO JESÚS CANCHARI resplandece el Niño Jesús
CANCHARI, CANCHARI resplandece, resplandece.
INTI TAPA LLALLIRPA Brilla mas que el sol
BELOY QUITA QUICHARI Abrid tu velo:
KORI PINTI SUS CAMBI! el sol está en Tí!
MAMAY VIRGEN COPACA! Virgen de Copacabana, Madre mía!
CHUSCHANCA, CHUSCHANCA Tu cabellera es mas que el sol!
MAMAY VIRGEN COPACA! Virgen de Copacabana, Madre mía!
MAMAY VIRGEN COPACA! Virgen de Copacabana, Madre mía!
SANTÍSIMO SACRAMENTO Santísimo Sacramento
JESUCRISTO YAYANCHI Jesucristo, Nuestro Padre
BELENCIO, BELENCIO, en Belén, en Belén,
BELEN ROSA SACHAMPI en el rosal de Belén,
BELEN, BELEN, LLASTAMPI en su pueblo de Belén
COLLAR LLALI YALLINCHO... aún al lucero le ganas...
MAMAY VIRGEN COPACA! Virgen de Copacabana, Madre mía!
MAMAY VIRGEN COPACA! Virgen de Copacabana, Madre mía!
CHUSCHANCA, CHUSCHANCA! Tu cabellera es mas que el oro!!
Porqué el Inca le canta a la Virgen de Copacabana?
Quien es Ella?
Para responder acertadamente es necesario hacer un poco de historia.
Copacabana es una palabra quichua que los estudiosos del idioma traducen como lugar o asiento desde donde se puede ver alguna cosa.
Es el nombre de una población boliviana ancestral, a orillas del lago Titicaca, desde donde se puede ver una roca, o colina que para los pobladores nativos era sagrada..
El lago está a mas de 3800 metros –es el mas alto del mundo y el de mayor área en Sudamérica- ocupa 8030 kms 2; está entre Bolivia y Perú; baña las costas de la península de Copacabana, formando una bahía donde están las míticas Islas “del Sol” y “de la Luna”, que guardan todos los secretos del antiguo Collao, del dominio Incaico y del patronazgo de la Virgen ya en tiempos cristianos. El paisaje es bellísimo y sugiere misterio, sentido de lo maravilloso que tiende hacia lo trascendente, tradiciones arraigadas, historia densa...
Los hallazgos arqueológicos en el corazón del altiplano entre las dos naciones, mas allá de lo conocido hablan de una civilización Aymara que quedó con el nombre de “Tiahuanacota”; como ocurrió siempre en todas las civilizaciones, tuvieron una etapa de esplendor, luego de decadencia hacia los años 1000 al 1200. Pareciera que hubo un diluvio que produjo grandes inundaciones devastadoras. El lago se había vuelto amenazador; los pobladores mas audaces abandonaron Tiahuanaco -que quedó con sus monumentos líticos de orden religioso, inconclusos, como un signo de maldición- y emigraron hacia los valles andinos al norte de Chile y todo Perú donde las tierras eran mas propicias. Se asentaron en el Cuzco; su conductor fue Manco Capac quien dio origen a la Dinastía Incaica. Encontraron otros pueblos que hablaban la lengua quichua y la adoptaron como propia; no obstante, la clase dirigente conservó su idioma original como “divino”, prohibido al pueblo; los brujos “hablaban” con sus ídolos en aymara.
Los que no emigraron, habitaron en la meseta altiplánica aledaña al Lago Titicaca, conservaron su lengua aymara y su denominación: Collas. El alma de este pueblo era profundamente religiosa y muy cargada de temores. Tenían sentido de trascendencia, su dios principal era Ticeviracocha, que residía en el cielo; otros eran: la pachamama, que representaba la tierra que les daba alimento; el lago Titicaca (cuyo nombre significa “sierra de plomo” para unos y “peña en la que está el gato” para los mas antiguos), porque les daba los peces y en sus aguas podían sanar su cuerpo y purificar sus pecados; el sol fuente de vida, calor y luz; la luna y las estrellas por ser servidoras del sol; el relámpago, el trueno y el rayo como manifestaciones de cólera divina para castigar sus faltas; el cóndor por su grandeza y majestad; el tigre por su bravura; muchos otros dioses como la Cordillera Real, el gato montés, la coca, la culebra, etc. Hacían ofrendas de oro, plata, plumas multicolores, piedras raras, ropa finísima, en lo que mostraban gusto y sentido de lo maravilloso. También ofrendaban sacrificios de animales y personas, especialmente niños, en acontecimientos especiales y lugares sagrados.
Otras costumbres collas eran: construir fortalezas llamadas “pucaráes” en riscos y en los altos de los cerros para defensa de los ataques de los incas y almacenamiento de los productos de saqueo; navegaban en pequeñas balsas de junco perfectamente hechas; comían papas, “ocas” y semillas de “quima”, y diferentes peces; vestían ropa de lana de vicuña, alpaca o llama y gorros llamados “chullus”.
Los ritos funerarios incluían: de 10 a 20 llamas o guanacos, según la nobleza y los bienes del difunto, a su mujer y a sus criados, a quienes enterraban también para que lo siguieran sirviendo y acompañando..., además de su ropa, vajilla y alimentos.
Las sepulturas eran muy grandes y bien adornadas y festejaban con banquetes durante varios días en la propia casa del que había muerto.
No tenían escritura. Tampoco conocían la rueda.
Algunas costumbres asustadoras tenían, entre otras, como entablillar la cabeza del recién nacido para lograr una cabeza alargada. Moralmente el panorama era sombrío: crueldad, mentira, hurto e ingratitud eran corrientes, no se apreciaba la virginidad, las niñas cuando mas perdidas mas seguro tenían el casamiento. La sodomía era muy mal vista y no estaba difundida como en otros pueblos nativos.
Políticamente, pasaban de la anarquía total a la tiranía mas completa.
Cieza de León dice que los collas “... vivían con poco orden antes que los incas los enseñoreasen...” y el Inca Gracilazo de la Vega dice “...en aquella primera edad y antigua gentilidad, unos indios había poco mejores que bestias mansas y otros mucho peores que fieras bravas...”.
Los incas, aquellos collas que emigraron liderados por Manco Capac y que se hicieron fuertes en el Cuzco, volvieron; aprovecharon las luchas internas, aplicaron la diplomacia y dominaron las tierras de Copacabana; impusieron un gobierno férreo, religión, idioma quichua, costumbres nuevas y hasta aplicaron el recurso de los “mitimaes”, trasladando gente de un lugar a otro para afianzar la dominación.
Y ya estamos en el siglo XIV, con construcciones incaicas nuevas, los templos del sol y de la luna y mayores inmolaciones humanas a esas divinidades.
Luego, el Inca se lanza a la conquista de Quito.
En estas lides andaba, cuando recibió la novedad de la presencia de hombres extraños.
Y comenzó una nueva etapa. Los collas deseosos de sacudirse el yugo incaico, se pusieron al servicio de los nuevos que llegaban, a quienes consideraron descendientes de Wiracocha...
Comenzó la predicación del Evangelio a cargo de la Orden Dominica, con saldo positivo: alrededor del año 1550 ya se había conseguido la conversión de casi todos los caciques a la Fe Cristiana y que la mayoría de la población concurriera a las doctrinas. Esto significaba haber deshecho el foco de idolatría de la peña sagrada y desarraigar abusos y costumbres terribles, en lo que tubo que ver ciertamente la Gracia prodigada por la Virgen, que ya estaba presente en Copacabana.
No obstante la predicación cristiana, las rivalidades afloraban frecuentemente.
En cierto momento las adversidades climatológicas incidieron de tal modo, que las autoridades trataron de valerse, además de la Patrona titular del pueblo que era Santa Ana, de algún otro Santo como intercesor. Reunidos en cabildo, unos decidieron acogerse al amparo de Nuestra Señora de la Candelaria y fundar una cofradía en su honor; otros alegaron que era opinión mas antigua construir una capilla y fundar una cofradía en honor del mártir San Sebastián.
Un descendiente de la dinastía Inca llamado Francisco Tito Yupanqui, nacido en Copacabana, y cuyo escudo de armas familiar estaba orlado por el “Ave María”, tenía su corazón lleno de amor y devoción a la Virgen y prefirió que la decisión se inclinara hacia Ella. Tenía ciertas dotes de pintor y escultor, y se propuso fabricar la Imagen por sus propias manos. Su primer intento en arcilla, fue malo; pero era tesonero, y a fuerza de perfeccionamiento artístico, práctica en talleres de maestros potosinos, y no poca oración, sacrificios y lágrimas logró una talla, aunque no muy linda y con ciertos defectos. Ante el requerimiento del Párroco de mejorar la posición del Niño en el brazo de la Virgen y no pudiendo eludir esto que le parecía casi imposible, bajaron la Imagen del altar: encontraron que milagrosamente el defecto estaba corregido, la expresión del Niño Dios transformada, sus ojos parecían vivos y sonrientes, y se podía ahora colocar sobre su cabecita la corona que, por grande que fuese no taparía la cara de Su Madre. Todos enmudecieron ante el portento, dice la historia; sorpresa, emoción, arrobamiento! Fue el primero de tantos y tantos milagros de la “Mamita de Copacabana”. Su presencia fue decisiva para el afianzamiento de la Fe Cristiana en Copacabana. Dice el Padre Calancha en su descripción: ...”no se parece en lo hermoso y deífico al original sacrosanto, sino en lo amable, en lo apetecible, en el robo que hace de los deseos y en la piedra imán con que atrae las almas...”.
La Imagen está tallada en madera y policromada, mide un metro, predomina en ella el carácter hierático, es sencilla y clásica. Está vestida con finas ropas y coronados la Madre y el Niño.
Cuenta Fray Reginaldo de Lizárraga en su “Descripción del Perú...”: “En la provincia del Collao hay un pueblo de indios llamado Copacavana. Aquí hay una imagen de Nuestra Señora que ha hecho no pocos milagros... en todos los pueblos casi de españoles y en muchos de indios se han puesto imágenes ....con la misma advocación....nombrada así: Nuestra Señora de Copacavana...”. Así se extendió su culto por toda América del Sur. Es Reina de Bolivia y de Perú. Infinidad de poblaciones, cerros, ríos y hasta playas llevan su nombre. Está en casi todas las provincias argentinas.
Es Patrona de nuestro pueblo: Sañogasta, en La Rioja, por decisión del fundador de la Capilla, el Gral. Pedro Nicolás de Brizuela; en un documento en el que deja hecho el inventario, y firma en 1674, dice: “...todo queda dedicado a la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de Copacabana y al Glorioso Mártir San Sebastián Patrón de este sitio y Hacienda”. Es una imagen bellísima que él trajo del Perú.
Su fiesta es el 2 de febrero, día de la Presentación del Niño Dios en el Templo y la Purificación de la Madre; día de La Candelaria. Lleva en su mano un cirio, que simboliza la Luz del mundo, que es su Divino Hijo; las imágenes de la Candelaria de Copacabana que han sido coronadas, en lugar de la vela llevan un cetro, como es el caso de la Reina de Bolivia o de Ntra. Sra. del Buen Suceso de Quito.
Cuando rezamos el Santo Rosario, en el cuarto Misterio Gozoso meditamos sobre este pasaje del Evangelio que lo encontramos en San Lucas, capítulo 2, versículos 22 al 38; nos habla de las profecías del Viejo Simeón y de la Profetiza Ana. Es una de las advocaciones mas antiguas, porque recuerda un hecho concreto en la vida de Nuestra Señora y el Niño Dios después de cuarenta días del nacimiento del Jesús.
La veneración a La Candelaria, por cierto vino de España. Allí, como aquí, también toma diferentes nombres; son regionalismos que nacen por vivencias y hechos locales..
Córdoba tuvo un gran genealogías, historiador y poeta, el Señor Carlos Luque Colombres, que nos muestra esto en un poema muy bonito, que dice así:
Ave María Purísima,
La de la Peña de Francia!
Desde la cumbre del Monte
Donde el prodigio te alzara,
allá en tierras de Castilla
Bendices la estirpe hispana.
Alguien que vino a estos mundos
Tu imagen trajo en sus arcas;
Alguien que quiso, en efigie,
Transportar aquí su España.
Desde un altar de algarrobo,
Bajo la humilde ramada
Que por templo Don Jerónimo
De Cabrera levantara,
Bendijiste la ciudad
Que surgía entre barrancas,
Remedos de aquella peña,
De aquella Peña de Francia
Que dio su nombre a tu nombre
En campos de Salamanca.
Ese día en que asentaste
tus reales en la comarca,
Se hizo la luz en la noche:
Cantó el indio en tu alabanza.
Al milagro de tu rostro
se envainaron las espadas;
hubo fiestas en tu honra,
toros y juegos de caña;
y en el cielo de tu templo
cubierto de barro y paja,
brillaron las cinco estrellas:
las Cinco Letras marianas.
.........................................
Como expresión de tu amor
Sin fronteras ni murallas,
Permitiste que los indios
En su lengua te imploraran
Y sepultasen el nombre
Que trajiste desde España.
Ave María Purísima
Madre de Copacabana!
Con este suave apellido
De vernácula prosapia,
Te proclamaron los indios
De sus ayllos monarca
Cuando Francisco Yupanqui
Por milagro modelara
Sin mas arte que su fe,
Que su amor y su esperanza,
Tu bello rostro en tu tronco
Junto al lago Titicaca.
Los fulgores del portento
Iluminaron las abras,
Ascendieron por los cerros,
Bajaron a la hondonada,
Llenando de resplandor
Los valles y las quebradas,
Hasta mas allá de Quito
Y mas acá de Humahuaca.
Y tu imperio se extendió
hasta alcanzar las barrancas
de la Nueva Andalucía,
con tanta fuerza y pujanza,
que los propios españoles
que esta Córdoba fundaran,
trocaron tu hispano nombre,
Virgen de Peña de Francia,
Y en el idioma de América
Te ungieron soberana.
FIN
XXXIV ENCUENTRO DEL INSTITUTO DE CULTURA HISPANICA
CATAMARCA – agosto de 2004
por Elena B. Brizuela y Doria de Mesquita
Sañogasta (La Rioja)
Cuanta sabiduría y cuanta grandeza, qué dulce cobijo y qué grande amparo bajo el manto de la Madre mas dulce: la Virgen María! Cuanto alivio y cuántas Gracias recibimos de Ella. Nos parece acertada y bien elegida la temática para este Congreso, ya que tantas y tantas veces la “suerte” de los pueblos y de los individuos se han jugado en la historia, y se siguen jugando, dependiendo de la Gracia Divina y de quién las prodiga: la “Medianera de todas la Gracias”.
En La Rioja, tanto en la Capital como en una decena de pueblos del interior, con algunas que otras variantes, se celebra el 31 de diciembre, una fiesta multitudinaria llamada Tincunaco. En ella se palpa la presencia de la Iglesia Católica: El Niño Alcalde, que es Dios, María Santísima, los Santos en la persona de San Nicolás, los ministros, las diferentes razas; se palpa también la presencia de la Iglesia evangelizadora en la acción de misioneros de la talla de un San Francisco Solano; el respeto y la fusión de tradiciones de los pueblos: nativo, hispánico y de otras nacionalidades que se han ido incorporando. Allí están siendo protagonistas imprescindibles el Inca, los aillis, los Alférez, los Apóstoles, las autoridades civiles y el pueblo fiel.
Vamos a ver qué y cómo el Inca canta alabanzas al Niño Dios Alcalde y a Su Madre, usando su propio idioma y todos sus atributos. Dice así:
AÑO NUEVO PAKARI (Amanece el año nuevo
NIÑO JESÚS CANCHARI resplandece el Niño Jesús
CANCHARI, CANCHARI resplandece, resplandece.
INTI TAPA LLALLIRPA Brilla mas que el sol
BELOY QUITA QUICHARI Abrid tu velo:
KORI PINTI SUS CAMBI! el sol está en Tí!
MAMAY VIRGEN COPACA! Virgen de Copacabana, Madre mía!
CHUSCHANCA, CHUSCHANCA Tu cabellera es mas que el sol!
MAMAY VIRGEN COPACA! Virgen de Copacabana, Madre mía!
MAMAY VIRGEN COPACA! Virgen de Copacabana, Madre mía!
SANTÍSIMO SACRAMENTO Santísimo Sacramento
JESUCRISTO YAYANCHI Jesucristo, Nuestro Padre
BELENCIO, BELENCIO, en Belén, en Belén,
BELEN ROSA SACHAMPI en el rosal de Belén,
BELEN, BELEN, LLASTAMPI en su pueblo de Belén
COLLAR LLALI YALLINCHO... aún al lucero le ganas...
MAMAY VIRGEN COPACA! Virgen de Copacabana, Madre mía!
MAMAY VIRGEN COPACA! Virgen de Copacabana, Madre mía!
CHUSCHANCA, CHUSCHANCA! Tu cabellera es mas que el oro!!
Porqué el Inca le canta a la Virgen de Copacabana?
Quien es Ella?
Para responder acertadamente es necesario hacer un poco de historia.
Copacabana es una palabra quichua que los estudiosos del idioma traducen como lugar o asiento desde donde se puede ver alguna cosa.
Es el nombre de una población boliviana ancestral, a orillas del lago Titicaca, desde donde se puede ver una roca, o colina que para los pobladores nativos era sagrada..
El lago está a mas de 3800 metros –es el mas alto del mundo y el de mayor área en Sudamérica- ocupa 8030 kms 2; está entre Bolivia y Perú; baña las costas de la península de Copacabana, formando una bahía donde están las míticas Islas “del Sol” y “de la Luna”, que guardan todos los secretos del antiguo Collao, del dominio Incaico y del patronazgo de la Virgen ya en tiempos cristianos. El paisaje es bellísimo y sugiere misterio, sentido de lo maravilloso que tiende hacia lo trascendente, tradiciones arraigadas, historia densa...
Los hallazgos arqueológicos en el corazón del altiplano entre las dos naciones, mas allá de lo conocido hablan de una civilización Aymara que quedó con el nombre de “Tiahuanacota”; como ocurrió siempre en todas las civilizaciones, tuvieron una etapa de esplendor, luego de decadencia hacia los años 1000 al 1200. Pareciera que hubo un diluvio que produjo grandes inundaciones devastadoras. El lago se había vuelto amenazador; los pobladores mas audaces abandonaron Tiahuanaco -que quedó con sus monumentos líticos de orden religioso, inconclusos, como un signo de maldición- y emigraron hacia los valles andinos al norte de Chile y todo Perú donde las tierras eran mas propicias. Se asentaron en el Cuzco; su conductor fue Manco Capac quien dio origen a la Dinastía Incaica. Encontraron otros pueblos que hablaban la lengua quichua y la adoptaron como propia; no obstante, la clase dirigente conservó su idioma original como “divino”, prohibido al pueblo; los brujos “hablaban” con sus ídolos en aymara.
Los que no emigraron, habitaron en la meseta altiplánica aledaña al Lago Titicaca, conservaron su lengua aymara y su denominación: Collas. El alma de este pueblo era profundamente religiosa y muy cargada de temores. Tenían sentido de trascendencia, su dios principal era Ticeviracocha, que residía en el cielo; otros eran: la pachamama, que representaba la tierra que les daba alimento; el lago Titicaca (cuyo nombre significa “sierra de plomo” para unos y “peña en la que está el gato” para los mas antiguos), porque les daba los peces y en sus aguas podían sanar su cuerpo y purificar sus pecados; el sol fuente de vida, calor y luz; la luna y las estrellas por ser servidoras del sol; el relámpago, el trueno y el rayo como manifestaciones de cólera divina para castigar sus faltas; el cóndor por su grandeza y majestad; el tigre por su bravura; muchos otros dioses como la Cordillera Real, el gato montés, la coca, la culebra, etc. Hacían ofrendas de oro, plata, plumas multicolores, piedras raras, ropa finísima, en lo que mostraban gusto y sentido de lo maravilloso. También ofrendaban sacrificios de animales y personas, especialmente niños, en acontecimientos especiales y lugares sagrados.
Otras costumbres collas eran: construir fortalezas llamadas “pucaráes” en riscos y en los altos de los cerros para defensa de los ataques de los incas y almacenamiento de los productos de saqueo; navegaban en pequeñas balsas de junco perfectamente hechas; comían papas, “ocas” y semillas de “quima”, y diferentes peces; vestían ropa de lana de vicuña, alpaca o llama y gorros llamados “chullus”.
Los ritos funerarios incluían: de 10 a 20 llamas o guanacos, según la nobleza y los bienes del difunto, a su mujer y a sus criados, a quienes enterraban también para que lo siguieran sirviendo y acompañando..., además de su ropa, vajilla y alimentos.
Las sepulturas eran muy grandes y bien adornadas y festejaban con banquetes durante varios días en la propia casa del que había muerto.
No tenían escritura. Tampoco conocían la rueda.
Algunas costumbres asustadoras tenían, entre otras, como entablillar la cabeza del recién nacido para lograr una cabeza alargada. Moralmente el panorama era sombrío: crueldad, mentira, hurto e ingratitud eran corrientes, no se apreciaba la virginidad, las niñas cuando mas perdidas mas seguro tenían el casamiento. La sodomía era muy mal vista y no estaba difundida como en otros pueblos nativos.
Políticamente, pasaban de la anarquía total a la tiranía mas completa.
Cieza de León dice que los collas “... vivían con poco orden antes que los incas los enseñoreasen...” y el Inca Gracilazo de la Vega dice “...en aquella primera edad y antigua gentilidad, unos indios había poco mejores que bestias mansas y otros mucho peores que fieras bravas...”.
Los incas, aquellos collas que emigraron liderados por Manco Capac y que se hicieron fuertes en el Cuzco, volvieron; aprovecharon las luchas internas, aplicaron la diplomacia y dominaron las tierras de Copacabana; impusieron un gobierno férreo, religión, idioma quichua, costumbres nuevas y hasta aplicaron el recurso de los “mitimaes”, trasladando gente de un lugar a otro para afianzar la dominación.
Y ya estamos en el siglo XIV, con construcciones incaicas nuevas, los templos del sol y de la luna y mayores inmolaciones humanas a esas divinidades.
Luego, el Inca se lanza a la conquista de Quito.
En estas lides andaba, cuando recibió la novedad de la presencia de hombres extraños.
Y comenzó una nueva etapa. Los collas deseosos de sacudirse el yugo incaico, se pusieron al servicio de los nuevos que llegaban, a quienes consideraron descendientes de Wiracocha...
Comenzó la predicación del Evangelio a cargo de la Orden Dominica, con saldo positivo: alrededor del año 1550 ya se había conseguido la conversión de casi todos los caciques a la Fe Cristiana y que la mayoría de la población concurriera a las doctrinas. Esto significaba haber deshecho el foco de idolatría de la peña sagrada y desarraigar abusos y costumbres terribles, en lo que tubo que ver ciertamente la Gracia prodigada por la Virgen, que ya estaba presente en Copacabana.
No obstante la predicación cristiana, las rivalidades afloraban frecuentemente.
En cierto momento las adversidades climatológicas incidieron de tal modo, que las autoridades trataron de valerse, además de la Patrona titular del pueblo que era Santa Ana, de algún otro Santo como intercesor. Reunidos en cabildo, unos decidieron acogerse al amparo de Nuestra Señora de la Candelaria y fundar una cofradía en su honor; otros alegaron que era opinión mas antigua construir una capilla y fundar una cofradía en honor del mártir San Sebastián.
Un descendiente de la dinastía Inca llamado Francisco Tito Yupanqui, nacido en Copacabana, y cuyo escudo de armas familiar estaba orlado por el “Ave María”, tenía su corazón lleno de amor y devoción a la Virgen y prefirió que la decisión se inclinara hacia Ella. Tenía ciertas dotes de pintor y escultor, y se propuso fabricar la Imagen por sus propias manos. Su primer intento en arcilla, fue malo; pero era tesonero, y a fuerza de perfeccionamiento artístico, práctica en talleres de maestros potosinos, y no poca oración, sacrificios y lágrimas logró una talla, aunque no muy linda y con ciertos defectos. Ante el requerimiento del Párroco de mejorar la posición del Niño en el brazo de la Virgen y no pudiendo eludir esto que le parecía casi imposible, bajaron la Imagen del altar: encontraron que milagrosamente el defecto estaba corregido, la expresión del Niño Dios transformada, sus ojos parecían vivos y sonrientes, y se podía ahora colocar sobre su cabecita la corona que, por grande que fuese no taparía la cara de Su Madre. Todos enmudecieron ante el portento, dice la historia; sorpresa, emoción, arrobamiento! Fue el primero de tantos y tantos milagros de la “Mamita de Copacabana”. Su presencia fue decisiva para el afianzamiento de la Fe Cristiana en Copacabana. Dice el Padre Calancha en su descripción: ...”no se parece en lo hermoso y deífico al original sacrosanto, sino en lo amable, en lo apetecible, en el robo que hace de los deseos y en la piedra imán con que atrae las almas...”.
La Imagen está tallada en madera y policromada, mide un metro, predomina en ella el carácter hierático, es sencilla y clásica. Está vestida con finas ropas y coronados la Madre y el Niño.
Cuenta Fray Reginaldo de Lizárraga en su “Descripción del Perú...”: “En la provincia del Collao hay un pueblo de indios llamado Copacavana. Aquí hay una imagen de Nuestra Señora que ha hecho no pocos milagros... en todos los pueblos casi de españoles y en muchos de indios se han puesto imágenes ....con la misma advocación....nombrada así: Nuestra Señora de Copacavana...”. Así se extendió su culto por toda América del Sur. Es Reina de Bolivia y de Perú. Infinidad de poblaciones, cerros, ríos y hasta playas llevan su nombre. Está en casi todas las provincias argentinas.
Es Patrona de nuestro pueblo: Sañogasta, en La Rioja, por decisión del fundador de la Capilla, el Gral. Pedro Nicolás de Brizuela; en un documento en el que deja hecho el inventario, y firma en 1674, dice: “...todo queda dedicado a la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de Copacabana y al Glorioso Mártir San Sebastián Patrón de este sitio y Hacienda”. Es una imagen bellísima que él trajo del Perú.
Su fiesta es el 2 de febrero, día de la Presentación del Niño Dios en el Templo y la Purificación de la Madre; día de La Candelaria. Lleva en su mano un cirio, que simboliza la Luz del mundo, que es su Divino Hijo; las imágenes de la Candelaria de Copacabana que han sido coronadas, en lugar de la vela llevan un cetro, como es el caso de la Reina de Bolivia o de Ntra. Sra. del Buen Suceso de Quito.
Cuando rezamos el Santo Rosario, en el cuarto Misterio Gozoso meditamos sobre este pasaje del Evangelio que lo encontramos en San Lucas, capítulo 2, versículos 22 al 38; nos habla de las profecías del Viejo Simeón y de la Profetiza Ana. Es una de las advocaciones mas antiguas, porque recuerda un hecho concreto en la vida de Nuestra Señora y el Niño Dios después de cuarenta días del nacimiento del Jesús.
La veneración a La Candelaria, por cierto vino de España. Allí, como aquí, también toma diferentes nombres; son regionalismos que nacen por vivencias y hechos locales..
Córdoba tuvo un gran genealogías, historiador y poeta, el Señor Carlos Luque Colombres, que nos muestra esto en un poema muy bonito, que dice así:
Ave María Purísima,
La de la Peña de Francia!
Desde la cumbre del Monte
Donde el prodigio te alzara,
allá en tierras de Castilla
Bendices la estirpe hispana.
Alguien que vino a estos mundos
Tu imagen trajo en sus arcas;
Alguien que quiso, en efigie,
Transportar aquí su España.
Desde un altar de algarrobo,
Bajo la humilde ramada
Que por templo Don Jerónimo
De Cabrera levantara,
Bendijiste la ciudad
Que surgía entre barrancas,
Remedos de aquella peña,
De aquella Peña de Francia
Que dio su nombre a tu nombre
En campos de Salamanca.
Ese día en que asentaste
tus reales en la comarca,
Se hizo la luz en la noche:
Cantó el indio en tu alabanza.
Al milagro de tu rostro
se envainaron las espadas;
hubo fiestas en tu honra,
toros y juegos de caña;
y en el cielo de tu templo
cubierto de barro y paja,
brillaron las cinco estrellas:
las Cinco Letras marianas.
.........................................
Como expresión de tu amor
Sin fronteras ni murallas,
Permitiste que los indios
En su lengua te imploraran
Y sepultasen el nombre
Que trajiste desde España.
Ave María Purísima
Madre de Copacabana!
Con este suave apellido
De vernácula prosapia,
Te proclamaron los indios
De sus ayllos monarca
Cuando Francisco Yupanqui
Por milagro modelara
Sin mas arte que su fe,
Que su amor y su esperanza,
Tu bello rostro en tu tronco
Junto al lago Titicaca.
Los fulgores del portento
Iluminaron las abras,
Ascendieron por los cerros,
Bajaron a la hondonada,
Llenando de resplandor
Los valles y las quebradas,
Hasta mas allá de Quito
Y mas acá de Humahuaca.
Y tu imperio se extendió
hasta alcanzar las barrancas
de la Nueva Andalucía,
con tanta fuerza y pujanza,
que los propios españoles
que esta Córdoba fundaran,
trocaron tu hispano nombre,
Virgen de Peña de Francia,
Y en el idioma de América
Te ungieron soberana.
FIN
XXXIV ENCUENTRO DEL INSTITUTO DE CULTURA HISPANICA
CATAMARCA – agosto de 2004
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